A la edad de 11 años, a Keyaira le diagnosticaron síndrome nefrótico. Antes de ser diagnosticada, era una niña sana. Un día, se despertó con los ojos hinchados y pensó que simplemente estaba muy cansada. Luego, después de unos días más, la hinchazón progresó, lo que la hizo sentir muy incómoda. Sus padres pensaron que padecía alergias. Después de probar diferentes medicamentos de venta libre para aliviar los síntomas, notaron que el apetito de Keyaira disminuía cada vez más. Apenas comía pero tenía una sensación de saciedad porque estaba reteniendo líquidos. Pronto, todo su cuerpo se hinchó y continuó quejándose de cómo me sentía. Sus padres llevaron a Keyaira a urgencias y allí descubrieron que tenía síndrome nefrótico.
Antes de ser diagnosticados, nunca habían oído hablar del síndrome nefrótico. Pasaron uno o dos días y Keyaira tuvo su primera biopsia de riñón. Después de algunas semanas, los resultados indicaron que tenía la enfermedad de cambios mínimos (MCD). Su vida cambió instantáneamente. Cuando era niño, eso era mucho que procesar física y mentalmente. Tenía mucho miedo porque no sabía qué significaba todo esto para su vida…
Tener esta enfermedad es una montaña rusa, pero Keyaira siente mucha alegría al compartir su historia con los demás. Aunque esta enfermedad es una lucha cotidiana, saber que su historia puede impactar a otros le hace querer seguir luchando.
Los médicos le recetaron prednisona en dosis altas y Keyaira respondió muy bien a este tratamiento. Aunque la prednisona ayudó, le provocó tantos otros efectos secundarios que muchas veces se sentía abrumada. Ella continúa siendo tratada con prednisona y tratar de dejar los esteroides ha sido una montaña rusa porque su cuerpo se ha vuelto dependiente de ellos. También ha probado múltiples medicamentos inmunosupresores para ayudar con el proceso de destete, pero todos los intentos han fracasado. El objetivo ha sido reducir la dosis a una dosis más baja o dejar de tomar prednisona por completo, pero cada vez que intentamos dejarla lentamente, ella recae.
Tener esta enfermedad ha provocado que Keyaira también tenga otras complicaciones, como embolias pulmonares, aumento excesivo de peso, desprendimiento de huesos y más. En 2020, contrajo Covid-19 y casi pierde la vida. Perdió la mitad de la sangre de su cuerpo y, al estar nuevamente en el hospital por millonésima vez, se deprimió. Entre la prednisona y sus propios pensamientos, la sensación se volvió abrumadora. Sabía que no quería permanecer en esa mentalidad y buscó ayuda, fue a terapia y con el tiempo empezó a sentirse mejor. Tener esta enfermedad es una montaña rusa, pero Keyaira siente mucha alegría al compartir su historia con los demás. Aunque esta enfermedad es una lucha cotidiana, saber que su historia puede impactar a otros le hace querer seguir luchando. Todos soportamos algo en la vida, pero depende de nosotros encontrar la belleza en nuestras historias. Ha decidido que esta enfermedad no la derribará, sino que la utilizará como combustible para ayudar a los demás.